Las diferentes intervenciones y su explicación

La cara

Por ser la zona corporal más expuesta, es la que concentra mayor número de procedimientos quirúrgicos para el tratamiento unitario o combinado de las alteraciones producidas por el paso del tiempo, o por los desadecentamientos de la genética.

 

Lifting

También nombrado estiramiento facial o ritidectomía. Consiste en tensar la piel facial con el fin de reducir los pliegues y arrugas. La estructura ósea de la cara, factores hereditarios y la textura cutánea juegan un papel importante en los "años" que se pueden "sacar" con la ritidectomía y hasta cierto punto, pueden influir sobre la duración del resultado. La ritidectomía habitualmente trata la piel del cuello, de la barbilla, las mejillas y las regiones perioculares y temporales. A veces se incluye en esta operación la frente y las cejas o se pueden tratar como una intervención separada. La cirugía de los párpados, que con frecuencia se asocia a la ritidectomía, también se puede realizar separadamente.

 

Intervención y anestesia:

Las incisiones de esta intervención se hacen por dentro del cabello, después siguiendo el pliegue cutáneo que existe delante de la oreja, rodeando el lóbulo, ascienden por detrás de ésta y vuelven a meterse dentro del cabello. A través de estas incisiones el cirujano realiza un levantamiento más o menos amplio de la piel facial, con el fin de poder obtener un mejor tensado de la misma y facilitar la extirpación de la sobrante. Mediante estas incisiones se puede acceder también a los tejidos subyacentes, para tensarlos de manera que no sea solo la piel la que soporte la tracción sino también los tejidos profundos. A través del mismo sistema el cirujano puede reducir acumulaciones de grasa o tensar hombros que han quedado fláccidos, proporcionando a la cara un aspecto más estable. La operación se realiza con anestesia general.

 

Cicatrices:

La mayor parte de las cicatrices estarán escondidas dentro del cabello o en las líneas y pliegues normales cutáneos.
Existen procedimientos quirúrgicos o no, independientes del lifting y que pueden asociarse con él, con el fin de redondear el resultado de la intervención y dar un aspecto más homogéneamente rejuvenecido a toda la cara. Ejemplos de estos procedimientos son la queiloplastia (o plastia de los labios), el peeling, la dermoabrasión, la blefaroplastia (párpados), la meloplastia (pómulos), las infiltraciones de grasa y colágeno, los hilos de oro, el gore-tex, etc.

 
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Indicación:

A medida que se han ido perfeccionando las técnicas quirúrgicas de la ritidectomía, ha habido un cambio sustancial en cuanto al criterio del tiempo óptimo para hacer este tipo de intervenciones. No es necesario esperar hasta que haya unos pliegues marcados o existan cambios muy acentuados. Aunque es perfectamente posible realizar la intervención en torno a los sesenta o setenta años, la distensión de los hombros y de la piel y su falta de tono, en especial en la región de los párpados, prolongarán la intervención. Actualmente se prefiere realizar estas intervenciones a partir de los cuarenta años o incluso antes en determinadas circunstancias, momento en el cual ciertos procedimientos quirúrgicos más limitados pueden mantener un aspecto joven durante un periodo de tiempo largo. Así es frecuente empezar en torno a esta edad con una cirugía combinada de párpados y de su marco (frente, cejas, mejillas), zona que muestra más temprano el paso del tiempo, y región más importante en la comunicación interpersonal, centrada sobre todo en la mirada.
Las intervenciones de estiramiento facial no sólo consiguen un rejuvenecimiento de un buen número de años sino que la edad aparente siga retrasada durante bastante tiempo en relación a la edad cronológica. Si con el paso del tiempo vuelven a aparecer arrugas y pliegues, puede repetirse la intervención.

 

Postoperatorio:

Después de la intervención probablemente tendrá algunos morados, la cara inflamada, sensación de estiramiento y posibles alteraciones de sensibilidad en determinadas áreas de la cara y del cuello. A medida que progresa el proceso gradual de curación mejorará el aspecto y en un periodo de dos a cuatro semanas puede hacerse una idea bastante definitiva de cuál será su aspecto. El momento de sacar los puntos, así como la posibilidad de iniciar con lavados de cabello ya le serán indicados. Después de esta intervención, se acostumbra a recomendar evitar una exposición intensa al sol, o en caso de haber de hacerlo, utilizar cremas protectoras con filtro solar. A los pocos días de la intervención conviene aplicar cremas hidratantes.
Las posibles complicaciones específicas, en manos expertas, son escasas, la mayor parte transitorias (hematomas, defectos de cicatrización, lesiones cutáneas, pérdidas de cabello a nivel de la cicatriz, alteración de la movilidad de la ceja o de los labios) y factibles de corrección en el postoperatorio inmediato o tardío. Los riesgos, estadísticamente escasos, son sobradamente compensados por el resultado positivo de la intervención.

Peeling-Dermoabrasión

En el envejecimiento facial, la laxitud de la piel de la cara formando pliegues es susceptible de mejora solamente con la ritidectomía. No obstante, esta técnica no es eficaz en el caso de finas arrugas faciales, que son susceptibles de tratamiento con peeling químico o con una dermoabrasión.

 

Intervención y anestesia:

En el caso del peeling se aplica una solución química a aquellas áreas de la cara que se desea tratar. La solución puede aplicarse en toda la cara o a algunas áreas específicas tales como la boca y región de los alrededores de los ojos y mejillas. La dermoabrasión consigue un efecto similar, pero en lugar de una solución química utiliza una fresadora para eliminar las capas externas de la piel. El tipo de apósito depende del procedimiento empleado y del cirujano.
 Acostumbra a utilizarse la anestesia general, pero ambos procedimientos pueden realizarse bajo anestesia local y una sedación importante, ya que se trata de una quemadura importante en una zona de sensibilidad elevada.

 

Cicatrices:

Aparte las posibles alteraciones postoperatorias de la pigmentación, puede producirse una infección de la zona tratada, dejando una cicatriz que precise un tratamiento posterior. En la literatura médica se han descrito muy pocos casos.

 

Indicación:

 La finalidad tanto del peeling como de la dermoabrasión consiste en la eliminación de la capa superficial de la piel a través de una quemadura controlada química o mecánica, a fin de que durante la curación se minimicen las arrugas faciales finas. Además puede servir para corregir depresiones o irregularidades de la superficie cutánea (como después del acné juvenil o varicela), manchas e hiperqueratosis cutáneas. En ciertos casos pueden combinarse ambos procedimientos, dermoabrasión y peeling químico.

 

Postoperatorio:

En general se forma una costra protectora que se irá cayendo a medida que se regenera la piel. Una vez haya caído, una epidermis nueva, de aspecto rosado, habrá reemplazado la capa superior de la piel, anteriormente con las arrugas finas. El color rosa irá desapareciendo paulatinamente, y se puede disimular con maquillaje al cabo de dos o tres semanas. Durante algunos días, en el postoperatorio inmediato, es habitual que haya una cierta hinchazón. Es importante evitar la exposición al sol hasta que la piel no haya recuperado su resistencia normal, ya que la exposición prematura puede provocar áreas de coloración diferente a la de la piel de los alrededores. Así pues, es conveniente la utilización de filtros solares.

Rinoplastia

La rinoplastia (cirugía estética de la nariz) sigue siendo, actualmente, la intervención de cirugía estética que con mayor frecuencia realizamos los cirujanos plásticos.

 

Intervención y anestesia:

La técnica quirúrgica dependerá de cuál sea el problema a tratar, aumento, disminución, adecentamiento... de todas maneras, se realiza por vía endonasal, es decir, a través de los agujeros de la nariz. Si se tiene que aumentar el volumen de la nariz colocaremos un injerto de cartílago o hueso del propio paciente. Si se trata de una reducción, eliminaremos parte del dorso óseo de la nariz (con sierra, cincel o lima) y después de romper los huesos de la base, remodelaremos el resto, haciendo que la piel se aplique en la nueva estructura osteocartilaginosa. A continuación se coloca un yeso, para mantener los huesos fracturados en su sitio, y un taponamiento por dentro de la nariz. El resultado de la intervención dependerá, tanto de la habilidad de las manos del cirujano como del tipo de piel que presente, el/la paciente, ya que si la piel es fina, se adapta con más facilidad a su nueva configuración que si es gruesa y poco elástica.
Esta intervención puede realizarse con anestesia local (y sedación) o con anestesia general, dependiendo de la costumbre que tenga el cirujano y de la disposición del paciente.

 

Cicatrices:

Las cicatrices resultantes son invisibles, ya que quedan dentro de los agujeros de la nariz, a no ser que se disminuya el tamaño de las aletas nasales, con lo que quedaría una cicatriz pequeña en la línea de unión de éstas con la cara, que no suelen ser visibles más allá de los dos meses.

 
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Indicación:

Habitualmente, se acostumbra a esperar hasta los 17 años de edad para realizarla, a fin de que el crecimiento de los huesos nasales haya finalizado, pero en aquellos casos en que el compromiso emocional por el defecto es importante, tiene prioridad la motivación psíquica, pudiendo realizarse la rinoplastia en edades menores. Se trata de una de las intervenciones de más difícil realización, siendo siempre un reto para la habilidad del cirujano.

 

Postoperatorio:

Tanto si se realiza con anestesia local como con anestesia general, el/la paciente suele permanecer ingresado/da en la clínica de 24 a 48 horas, al cabo de las cuales se retira el taponamiento endonasal. El dolor postoperatorio es sorprendentemente escaso, no solicitando, la mayor parte de los pacientes, ningún tipo de analgesia. Durante los primeros días pueden producirse pequeños sangrados que no suelen tener demasiada importancia, siendo no obstante muy molesta la sensación de tener la nariz tapada. Al cabo de unos siete a diez días se saca el yeso y, según el grado de inflamación que persista, se colocan unas tiritas de esparadrapo cinco o seis días más sobre el dorso de la nariz. Es posible que se note una sensación de rigidez e insensibilidad, sobre todo en la punta de la nariz, que desaparecerá en unas semanas. Es frecuente que se produzcan, como consecuencia de la intervención, morados e hinchazón en torno a los ojos. Tanto la hinchazón como los morados suelen haber desaparecido cuando se retira el yeso.

Blefaroplastia

Consiste en la eliminación de las redundancias o excesos de piel (arrugas y pliegues) y grasa (bolsas) de los párpados. Estos pliegues y bolsas confieren a los ojos una apariencia de cansancio y vejez prematura. En ocasiones se trata de una tendencia familiar que aparece entre los veinte y los treinta años, aunque, en general, estos signos suelen aparecer entre los treinta y cinco y los cuarenta, haciéndose más evidentes en los cincuenta. A veces las redundancias son tan abundosas que dificultan la visión normal, por lo que la intervención se hace imprescindible.

 

Intervención y anestesia:

En el párpado superior la incisión queda localizada en el pliegue natural que forma el párpado mismo cuando abrimos el ojo. En el párpado inferior, la incisión se realiza a una distancia de la línea de pestañas que oscila entre un milímetro y un milímetro y medio. A través de estas incisiones podemos acceder en los paquetes de grasa periorbitario, pudiendo eliminar o plicar los excesos que haya. A continuación se sutura la piel, eliminando el sobrante que quede. Si la ceja está baja puede levantarse a través de una incisión complementaria. Puede realizarse tanto con anestesia local como con anestesia general.

 
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Indicación:

En aquellas personas que presentan estas redundancias. A menudo se asocia al lífting o a otras intervenciones.

 

Postoperatorio:

Durante las primeras 24 h. es aconsejable reponer con los ojos cubiertos por un apósito oclusivo. Pasadas éstas se levanta el apósito y se revisan las heridas. A los tres días de la intervención ya se puede empezar a retirar puntos. Durante estos días es aconsejable la utilización de gafas de sol.

 

Cicatrices:

La piel del párpado es de las partes de nuestro organismo que mejor disimula las cicatrices en un tiempo más corto, quedando las de la incisión del párpado superior en la zona de la arruga que se produce al abrir el ojo, y la inferior a tan escasa distancia de las pestañas que éstas la tapan.

Mentoplastia (mentón)

Intervención y anestesia:

 Normalmente se realiza por dentro de la boca, mediante una incisión en la base mucosa del labio inferior que nos permita acceder en el hueso del mentón. Si se trata de añadir colocaremos una prótesis, y si se trata de disminuir cortaremos la cantidad de hueso que se crea oportuno a este nivel en caso de que sólo sea problema de mentón. Después se cose la herida bucal. Si el problema se debe a una mala oclusión dental es mejor hacer una intervención más compleja a nivel de las ramas ascendentes de la mandíbula.
Puede realizarse con anestesia local, pero si se tiene que cortar hueso, es preferible hacerlo con anestesia general.

 

Cicatrices:

Dentro de la boca, o sea, invisibles. Si se trabaja el maxilar se puede hacer por dentro o por fuera, mediante unas pequeñas incisiones bajo el ángulo mandibular.

 
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Indicación:

Corrección de un mentón demasiado prominente o demasiado retrasado (con respecto al resto de la cara). Suele asociarse a la rinoplastia y cuando se hacen las dos intervenciones juntas hablamos de perfiloplastia.

 

Postoperatorio:

Tanto si se ha colocado una prótesis como si se ha cortado un trozo de hueso, se acostumbran a poner unas tiras de esparadrapo durante unos días, al cabo de los cuales se retiran. Si hemos tenido que actuar a nivel de las ramas ascendentes del maxilar inferior es posible que se tenga de llevar una férula dental 30 días hasta que consolide la línea de fractura.

Mentoplastia (pómulos)

Consiste al aumentar la proyección de los huesos malares o pómulos.

 

Intervención y anestesia:

 Consiste en la colocación de unas prótesis diseñadas especialmente, o modeladas por el propio cirujano, que pueden introducirse a través de una incisión intrabucal, o aprovechando la incisión de una ritidectomía o de una blefaroplastia, intervenciones con las que a menudo se asocia. También puede realizarse por inyección de grasa obtenida por liposucción. Puede realizarse con anestesia local o general. Si se inyecta grasa se hará sin anestesia, para evitar errores de apreciación, no siendo más doloroso que cualquier tipo de inyección.

 
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Indicación:

Caras poco expresivas, redondeadas, con poco relieve.

 

Postoperatorio:

Se ponen unas tiras de esparadrapo para mantener la prótesis en su sitio durante unos días, después ya se mantienen solas. La inyección de grasa no precisa esparadrapos.


 

Cicatrices:

Dependiendo de la vía de acceso que se haya escogido quedarán en una u otro lado. Si se inyecta grasa no habrá cicatrices.

Otoplastia (orejas)

En general, la forma, medida y posición de las orejas corresponden a un patrón de herencia, que puede comprobarse en el álbum de fotografías familiar. La otoplastia consiste en acercar la cabeza a las orejas demasiado prominentes (orejas en asa), que en nuestra civilización occidental se asocian a una cierta falta de estriberas, mientras que en Japón se consideran muestra de inteligencia.

 

Intervención y anestesia:

Mediante una incisión en la cara posterior del pabellón auricular (oreja) se accede en el cartílago y se dobla, según la cantidad que se requiera, con puntos de sutura. Una vez conseguida la forma deseada se eliminará el restante de piel y se cierra la herida. En determinadas ocasiones puede ser necesario realizar alguna pequeña incisión en la cara anterior de la oreja. Puede realizarse tanto con anestesia local como con anestesia general, dependiendo de la predisposición y de la edad del paciente.

 

Cicatrices:

Quedan detrás de la oreja, por lo que son prácticamente invisibles; a no ser que se haga algún corte en la cara anterior, que acostumbra a disimularse bastante bien con los pliegues y rincones que tiene el pabellón auricular.

 
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Indicación:

En torno a los cinco años las orejas presentan características de desarrollo similares a las del adulto, por el que este tipo de operación puede realizarse en niños de edad escolar (debido a los menosprecios poco caritativos de los compañeros de escuela). Se tiene que dejar bien claro que tiene que ser el niño el que solicite la intervención y no los padres, que en determinadas ocasiones ven el "defecto" de su hijo como propio, independientemente de los deseos del niño. A un segundo grupo de chicos que se operan las orejas lo constituye el de los policías que tienen que ir a filas (les cortarán el pelo muy corto). En las mujeres es una intervención menos frecuente (se dejan el cabello largo) y no tiene edad concreta.

 

Postoperatorio:

Si se realiza con anestesia local puede no requerir ingreso en clínica. Si es con anestesia general tendrá que quedar ingresado 24 h. Acostumbra a llevarse un apósito discreto los primeros días, para proteger y conformar las nuevas orejas, y evitar que duelan, al cabo de una semana se sacan los puntos. Se tiene que llevar, una semana más, una banda elástica. Al cabo de esta otra semana se aconseja llevar la banda quince días más para dormir. Se tiene que entender, de entrada, que las dos orejas no tienen que ser absolutamente simétricas hasta en el más mínimo detalle, ya que la simetría perfecta entra más en el campo de la matemática que en lo campo del arte de modelar. No obstante, si las diferencias son muy evidentes, puede ser necesario efectuar pequeños retoques. Este tipo de operación no interfiere, en absoluto, en la audición.

Hilos tensores

Se trata de una alternativa a la cirugía extirpativa del envejecimiento (lífting) sin hacer una actuación tan agresiva. Consiste en la introducción bajo la piel de unos hilos tensores de polipropileno que poseen unos dispositivos de anclaje para poder tirar de los tejidos y recolocarlos en una situación más alta, es decir, para luchar contra los efectos de la gravedad.

 

Intervención y anestesia:

Consiste al pasar los hilos tensores a partir de una pequeña incisión hecha en la zona pilosa anterosuperior de la oreja hasta los pliegues que van de nariz a boca y de boca a mentón. Una vez puestos los hilos se atan entre sí a la tensión deseada y se cierra la herida resultante. Se trata de una intervención de tipo ambulatorio, que se puede realizar bajo anestesia local con sedación o sin.

 

Cicatrices:

Los hilos se ponen a través de una pequeña incisión en el cuero cabelludo, por lo que la cicatriz resultante no se ve.

 

Indicación:

Es la misma indicación que el lifting (cara, cuello, glúteo...), cuándo hay un descolgamiento de los tejidos y se desea conseguir un efecto tensor. Estos hilos también se pueden utilizar en los casos de parálisis facial, para compensar uno y otro lado de la cara.

 

Postoperatorio:

En el postoperatorio inmediato puede ser que salga algún morado o hinchazón en la zona que se ha intervenido y se recomienda llevar unos esparadrapos, sobre la zona trabajada, durante un par o tres de días para favorecer la retención de los hilos tensores y evitar desplazamientos.

Tronco y extremidades

 

Mamaplastia de aumento (prótesis de mama)

No existe ningún tipo de ejercicio gimnástico, ni tratamiento médico que sea capaz de aumentar el volumen de unos pechos poco abundosos. Desde hace unos treinta años, este problema se puede resolver mediante la colocación de unas prótesis de silicona diseñadas especialmente, que no se tienen que confundir con la inyección de silicona líquida, que se tuvo que abandonar debido al gran número de problemas que presentaban. Existen dos tipos de prótesis mamarías, las prellenadas, que contienen hielo de silicona en su interior, y las inflables, que se llenan en el momento de la intervención con suero fisiológico, teniendo ambos tipos de prótesis sus defensores y sus detractores.

 

Postoperatorio:

En el postoperatorio inmediato se recomienda efectuar ejercicios de movilización de los brazos y masajes en la mama lo más pronto posible, para evitar que se forme una cápsula dura en torno a la prótesis, que produciría un tacto poco natural. La mama así remodelada puede seguir realizando las mismas funciones naturales por las que está diseñada (lactancia), no habiéndose observado ninguna diferencia en la aparición de enfermedades mamarías en relación en las prótesis, siendo posible efectuar cualquier tipo de exploración (radiografías, mamografías ...) que se crea oportuna.

 
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Intervención y anestesia:

Mediante una incisión que puede localizarse por debajo del pecho (1), por la aréola (2) o por el sobaco (3), se prepara un bolsillo por detrás de la glándula mamaría (o por debajo de los hombros que tiene detrás) y se coloca la prótesis, cosiendo después la herida de la piel. El vendaje puede efectuarse con un sujetador adecuado.
En la mayoría de los casos se acostumbra a utilizar la anestesia general

 

Cicatrices:

Dependiendo de la vía de abordaje quirúrgico, estarán localizadas por debajo de la mama, en la aréola o en el sobaco, dependiendo el emplazamiento del gusto del cirujano y de los deseos de la paciente.

Reducción Mamaria

Para la mujer un pecho excesivamente grande y caído puede ser tanto preocupante como un pecho excesivamente pequeño.

 

Intervención y anestesia:

En la intervención se extirpa la piel, glándula y grasa excesivas, se desplaza la aréola a una localización más adecuada y después se remodela la mama restante. Después de la intervención se pone algún tipo de vendaje que varía en función de las preferencias de cada cirujano, que posiblemente también le recomiende el uso de algún sujetador especial en el periodo postoperatorio. Trabajando sobre tejido graso, que tiene muy mala vascularización, puede producirse, en algún caso aislado, necrosis grasa con dehiscencia de la cicatriz y expulsión de puntos internos. En la mayoría se curan espontáneamente en pocas semanas, sin dejar más secuela que una cicatriz más aparente, que puede retocarse al cabo de seis meses o un año. Es muy rara la pérdida total o parcial de una aréola o un pezón, que requeriría posteriormente, la reparación con un injerto. Esta intervención se hace prácticamente siempre bajo anestesia general, necesitando hospitalización entre uno y tres días.

 
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Indicación:

El propósito de la intervención es la reducción y remodelado de las mamas.

 

Postoperatorio:

Es frecuente la aparición de morados y cierta hinchazón en el periodo postoperatorio inmediato. La operación puede llevar a una reducción o pérdida de la sensibilidad en una o ambas aréolas. Esta disminución de sensibilidad acostumbra a mejorar con el paso del tiempo.

 

Cicatrices:

Si se realiza la técnica de la T invertida, que es la que se utiliza con más frecuencia, las cicatrices quedan en torno a la nueva aréola, en el surco submamario y uniendo las dos. Actualmente están descritas técnicas que consiguen disminuir estas cicatrices, incluso, en determinadas circunstancias, puede dejarse una cicatriz sólo periareolar (en torno a la aréola).


Remodelación Mamaria

Esta intervención se realiza cuando el volumen de la mama es adecuado, pero existe una flaccidez marcada que da a la mujer un aspecto triste en las mamas. La técnica quirúrgica es similar a la de la reducción, con eliminación de piel sobrante, recolocación de la aréola y manteniendo el volumen de glándula y grasa.

 
 

Abdominoplastia (lipectomia abdominal)

La tendencia actual de la moda, especialmente la relativa a trajes de baño, va hacia una mínima ocultación y a la exposición de partes del cuerpo cada vez mayores, por el que los y las pacientes solicitan este tipo de intervención para mejorar el aspecto de su abdomen.

 

Intervención y anestesia:

Se hace una incisión por encima del pubis hasta el nivel muscular, por encima del cual se levanta la piel y la grasa en dirección ascendente, hasta llegar a las costillas. A nivel del ombligo se hace un corte de la piel de los alrededores para dejarlo anclado en los planos profundos. A continuación aproximamos los hombros abdominales, para mejorar la tensión, con suturas. Después tiramos abajo todo el sobrante levantado y, previa extirpación del sobrante, se procede a la sutura de la herida, haciendo aparecer el ombligo por una nueva incisión realizada en el nivel del sobrante donde toque. Siempre se hace con anestesia general, teniendo que estar en clínica un mínimo de 48-72 h.

 

Cicatrices:

Las cicatrices quedarán en torno al ombligo y por encima del pubis, y van mejorando, como cualquier otra cicatriz, con el tiempo.

 
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Indicación:

En pacientes que han tenido importantes aumentos de peso y pérdida posterior, o en mujeres que han tenido más de un embarazo, suele haber una flaccidez general de la piel del abdomen, muchas veces combinada con una flaccidez concomitante de los hombros subyacentes de la pared abdominal. La abdominoplástia puede mejorar el aspecto del abdomen, volviendo a tensar la pared abdominal muscular y restaurando la tensión cutánea normal. Es conveniente recalcar que la abdominoplastia no es una intervención no destinada a hacer perder peso, sino a extirpar el sobrante cutáneo y graso abdominal y a restaurar la tensión normal de la pared muscular y del abdomen. Con esta finalidad es conveniente conseguir antes un peso aproximado ideal.

 

Postoperatorio:

En el postoperatorio pueden aparecer seromes (acumulaciones de líquido) que pueden precisar punción, pero si se ponen drenajes la incidencia es mínima. La piel infraumbilical pierde temporalmente la sensibilidad, recuperándola en el transcurso de unos pocos meses. Habitualmente se recomienda llevar una faja durante el postoperatorio.

Lipoescultura (liposucción)

Hasta hace pocos años las deformidades de la silueta por acumulaciones de grasa localizados no tenían una solución quirúrgica aceptable. No obstante en la actualidad, se puede recurrir a la técnica de la lipoaspiración para corregir estas acumulaciones nombradas celulitis. Las ventajas de esta técnica consisten en qué a través de unas incisiones muy pequeñas se puede eliminar la grasa de una forma definitiva. Eso no quiere decir que no se pueda volver a engordar, sino que si lo hace será de una manera más armónica, sin "bultos".

 

Intervención y anestesia:

Consiste en la aspiración de la grasa con cánulas conectadas a una máquina de aspiración a través de incisiones mínimas (de 2 a 10 mm.). La cicatriz resultante puede esconderse en una zona de pliegue. También puede realizarse la aspiración con jeringa, o bien eliminarse la grasa con una máquina de ultrasonidos. Dependiendo de la cantidad de zona a tratar lo haremos con anestesia local o general.

 

Cicatrices:

Teniendo presente la escasa longitud de las incisiones, las cicatrices son mínimas y, generalmente, pueden esconderse en zonas de pliegue.

 
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Indicación:

Pacientes de peso normal pero con acumulaciones de grasa localizados (cartucheras, rodillas, cintura...) o bien pacientes con exceso de peso que quieren cambiar de talla.

 

Postoperatorio:

Al salir del quirófano se lleva un vendaje elástico o bien una faja elástica. En el postoperatorio aparecen morados porque se rompen pequeños vasos sanguíneos, éstos morados suelen desaparecer entre la segunda y tercera semana. También se produce una importante inflamación de las zonas tratadas, por lo que su cirujano le recomendará la utilización de faja elástica entre 10 y 30 días. La inflamación postoperatoria no desaparece del todo hasta que no han pasado 2 o 3 meses, pero puede acelerarse mucho (quince días) si se hace un drenaje linfático adecuado.